Me acompañan en esta travesía

miércoles, 20 de enero de 2010

No me gusta madrugar



Desde siempre lo he sabido: no me gusta madrugar. Tampoco me gusta dormir, pero cuando me pongo, me pongo.

Desde niña, ¿a qué niña le puede gustar madrugar? Quizás a los bebés, a las niñas cuyos padres consiguen que se duerman a las ocho de la tarde... (entiéndase las niñas, no los padres), a las que estén enganchadas con ciertos dibujos animados (cosa muy insana)

Yo aprendí a hablar, con mucha claridad, desde muy pequeñita. Y recuerdo, aún durmiendo en mi cuna, que solía dormir cogiéndole la mano a mi madre. La pobre, después de llevar un día agotador, pillaba la cama con tantas ganas que se dormía enseguida. Y yo, mientras fantaseaba a oscuras, notaba la falta de presión de su mano, y era cuando le repetía aquella frase egoista de: "mamá no te duermas, que yo no tengo sueño". O aquella otra frase más heavy, cuando era un poco mayorcita y mi madre me sugería la siesta veraniega tan reparadora que da un respirito a los papás: "-¿por qué no te duermes un ratito?, -es que me aburro..." ¡Dormir me aburría!, literalmente. Ya desde entonces opositaba para "Despierta perpetua". Porque hoy, si no fuera por las pastillas...

Me ha gustado trasnochar, lo he podido constatar de joven. No había un guateque, fiesta o sarao que acabase conmigo. Siempre he preferido la noche, quizás porque es el preludio de la mañana, o porque no he querido que el día acabase tan pronto, es tan corto...

¿Pero, madrugar? Aquellas mañanas frías de invierno iniciando los preparativos para el cole: el corsé, estira la camiseta... los pellizcos, ¡tengo sueño!. Mete la cabeza... odiaba los jerseis de cuello alto. Toma los calcetines, la bota, el aparato... tú sola, yo te ato los cordones... Esa rutina diaria, ese automatismo con los ojos llenos de sueño. ¿A quién podía gustarle madrugar?

Después llegó la etapa dorada. Se acabaron los madrugones y comenzaron las trasnochadas. Estudié en turnos de tarde y trabajé, posteriormente, en turno de tarde. Sin haberlo buscado, fue ideal de la muerte. Claro que en mi etapa laboral fue disminuyendo la vida nocturna paulatinamente hasta hacerse inexistente.

Y os cuento todo esto para deciros que hoy he madrugado. Mi mente se despertó a las ocho de la mañana con la alarma del teléfono móvil, mi despertador favorito. Pero mi cuerpo, que tiene vida propia, se tomó su tiempo. Y eso que yo lo estimulo, que siempre viene bien un poquito de ayuda. Muevo, estiro, crujo mi cuello y todos los músculos y tendones del cuerpo. Todo eso, antes de salir de la cama, y en dos fases: una tendida y otra sentada. Pero aún así, cuando me levanto debo tener cuidado con los movimientos, los mareos..

Irremediablemente, a mi cuerpo tampoco le gusta madrugar.

Procedencia de las imágenes: 1 y 2.

4 comentarios:

El Drac dijo...

Pues despertar siempre me levanto con los ojos pegadotes, pero de inmediato me meto en la ducha nada más reanimante que una ducha BIEN fría, y salgo embaladazo a trabajar con ganas soy hiperactivo (no sé si lo sabrás) no puedo estar quieto y para dormir tengo que estar muy muy pero muy cansado generalmente uso una técnica que después te contaré porque es para horario de adultos...shhhhh Un beso.

Perséfone dijo...

Yo era y soy una persona muy activa, que no hiperactiva. Ahora que mi cuerpo no me acompaña, es mi mente la que goza de actividad constante.

Bueno, me has creado una curiosidad impaciente por conocer tu técnica para dormir, jaja.

Besos

Alís dijo...

No imaginas cómo te comprendo, Perséfone. Nadie, absolutamente nadie, me gana a trasnochadora. Incluso ahora que por mi hija debo levantarme a las 7.30, no logro dormirme antes de las 4 ó 5 am. Por lo tanto, imaginarás que poco odio más que madrugar. Lo malo es cuando no queda remedio...
Gracias por visitarme y permitirme conocerte. También espero que nos leamos por mucho tiempo.
Un beso

Perséfone dijo...

Hola, Alís, bienvenida.

Es un verdadero "rollo" madrugar sin renunciar a trasnochar, porque se te queda el cuerpo en un "¡ay!" continuo durante todo el día.

Gracias, a ti.
Besos

Te regalo un sueño, tú decides cuál