Hace días que no escribo en este blog. Será que me siento muy vulnerable, no quiero mostrar mi desnudez en público. Creo que una de las cosas de las que me ha desposeído el dolor, en este tiempo, es de una capa de piel, digamos, la epidermis. Cualquier cosa me hiere, me lastima, porque cualquier cosa la siento con mayor intensidad. Así que también, por el contrario, cualquier cosa me hace feliz, porque se me eriza el vello, me emociona y valoro (no diré que en su justa medida), de forma magnificada, cualquier gesto. Valoro el amor en cualquier dimensión.
Estoy en carne viva y también me protejo, me encierro para que nada me lastime, sin darme cuenta que, a veces, lo que me lastima está dentro de mí y no fuera.
Hoy han venido a visitarme fantasmas desde el otro lado de mi realidad pasada y me han devuelto recuerdos envueltos en palabras de cariño. Por qué será que me duele, aún, tanto.
Procedencia de la imagen.
2 comentarios:
No soy hoy la persona más indicada para hablar de vulnerabilidad, ni para dar ánimos. Te digo lo que me digo a mí misma (llevo horas repitiéndomelo a ver si funciona): si nos duele es porque estamos vivas y sentimos. Creo que eso es bueno.
Besitos y un abrazo fuerte, fuerte
De eso se trata de sentir, y claro que es bueno, pero a veces se desboca la medida.
Besitos cariñosos.
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