Me acompañan en esta travesía

miércoles, 17 de marzo de 2010

Días blancos, noches en blanco

Ya han pasado los días blancos, níveos, donde el frío exterior se aliaba al que sentía dentro. Días de paredes blancas y miradas blancas, cristalinas, con adormecidos reflejos de Morfeo, de pasar noches en blanco... donde sólo los ramos de rosas rojas llenaban de color la habitación.

Después vinieron días de fuego, de dolor consciente, desgarrador. En los cuáles he sentido compasión. Ese sentimiento que ha estado prohibido y no consentido, desde mi infancia: la compasión es mala, no es un sentimiento positivo. Pues yo, en estos días, me he recreado en la compasión. Me he compadecido de mí misma hasta las lágrimas.

En la escuela nos enseñaron a dedicar el sufrimiento y el dolor a los negritos y a los chinitos, como cuando no querías comer. Yo me imaginaba siempre a esos niños desdichados con las caras sonrientes de las cabezas-huchas del Domund. Y cualquier sacrificio era poco por creer aportar felicidad a aquellos lejanos niños.

En esta ocasión, el sufrimiento no tenía mucho sentido. Si al menos me hubiese servido para aliviar el dolor de los damnificados y víctimas de los terremotos e inundaciones que han asolado la Tierra en estos días...

Me he compadecido a mí misma por sumar dolor + dolor (=desesperación). Pero la compasión más sangrante ha sido por los que me han rodeado y arropado (y lo siguen haciendo). Por mi hermana, mi ángel de la guarda, que ha velado junto a mi cabecera día y noche, conociendo mis gestos y anticipándose a mis necesidades, como si fuera la parte consciente de mi cerebro. Por mis padres que, a pesar de sus avanzadas edades, han hecho un esfuerzo de titanes. Por mi hijo, dedicándome y sacrificando su tiempo; y mi marido, por su apoyo, haciéndose cargo además de todo lo que le he delegado. Por mi cuñado, el eficaz e inestimable masajista, fisioterapeuta... Por toda mi familia, en general, y amigos que han sufrido por mí... Compasión y ternura cuando he contemplado sus rostros.

Más adelante han ido llegando los días de colores, de ir viendo el avance y la recuperación de mi yo. Ahora ya llevo tres días levantándome de la cama, durante algunas horas, y paseando en mi silla. Hace dos días que tomo el sol un ratito y renuevo mi energía para afrontar el día siguiente.

Cada día veo más cerca el final de esta estancia en el Hades. Ya respiro a primavera.

3 comentarios:

El Drac dijo...

felizmente ya está llegando la primavera y las cosas vuelven a empezar para mejor. Un fuerte abrazo

Alís dijo...

Perséfone: no sabes cómo me alegro de leer esto. Sigue renovando tu energía, llénate del amor de los tuyos y recibe también el mío. Ya lo hemos hablado. No hay que buscar explicación a los sentimientos, porque se mandan solos y cuando quieren surgir, lo hacen. Sabes que te tengo presente.
Besitos

Deyanira dijo...

Querida Perséfone:

Me alegra saber que estás en fase de recuperación. Gracias por abrirme la ventana a esta bitácora tan sentida y personal.
Te mando mis mejores deseos, y Reiki, si quieres.

Un abrazo.

Te regalo un sueño, tú decides cuál