Me acompañan en esta travesía

viernes, 18 de junio de 2010

Un respiro

Cuando se instala la tristeza es muy difícil sacarla del cuerpo, de repente. Hacen falta días o un cúmulo de motivos que nos brinden alegría. A veces, en medio de este mar de tristeza aparecen pequeñas islas que nos dan un respiro.

Ayer viví un momento de emoción importante. Asistí a un teatro musical que me encantó, aunque terminó bastante tarde para mí, me trastocó mi horario de pastillas y me dejó el cuerpo para el arrastre, los calambres no me dejaron tranquila y hoy continúan. Aunque la entrada era libre, yo pagué el precio de siempre.

Pero imperó en mí lo positivo, la sala reunía los requisitos necesarios para el acceso con silla de ruedas. Se accedía por arriba a la última fila, con lo cual no molestábamos ni nos molestaban, y la visión era perfecta. A esta altura, estoy más que acostumbrada a ver películas de cine en la primera fila, con una tortícolis de caballo, porque se accede a la sala por abajo. Y en cuanto al espectáculo, mereció la pena las dos horas y media de función, con una puesta en escena magnífica, estupendos actores con unas voces soberbias y una orquesta perfecta. Me emocioné muchísimo en diferentes momentos, sobre todo al final cuando iban apareciendo los actores y los músicos, y el treatro se venía abajo de aplausos y vítores. Además, nos reunimos parte de la familia porque actuaba un familiar, así que la emoción fue doble.

Me gusta que se me erice el vello, y no precisamente de escalofríos como es muy frecuente que me ocurra, sino de emoción, porque me recuerda que sigo viva y me siguen sobrecogiendo las cosas hermosas o tiernas... y mi alma está dispuesta para esa aventura.

Procedencia de la imagen.

4 comentarios:

Anusky66 dijo...

Esas islas de felicidad y emociones son las que permiten descansar lo suficiente ,para poder continuar nadando por el mar de la tristeza, hasta que un día ,por fin , encuentres el puerto donde resguardarse de las tormentas.
Un besazo

Perséfone dijo...

Hola Anusky, no dejo de nadar buscando el puerto, aunque a veces casi me ahogo, siempre salgo a flote.

Mil besos

Alís dijo...

Cómo me alegro de que hayas podido disfrutar, aunque el cuerpo pague su precio. Entiéndeme, no es que me alegre que tu cuerpo se haya resentido del esfuerzo, sino que sé que tu alma necesitaba un respiro y una alegría, y afortunadamente has podido dárselos
Besitos

Perséfone dijo...

Gracias, amiga. Te había entendido a la primera (jiji) La verdad es que fue una inyección de optimismo y sí que la necesitaba ya, donde intenté concentrarme y aprovechar el momento, porque sabía que es algo muy efímero.

Besitos, mi cielo.

Te regalo un sueño, tú decides cuál