Me gustaría dedicar esta entrada a mi hijo, pero mi discreción y mi reserva hace que le proteja frente a cualquiera que pudiese opinar sobre él. Nos profesamos una admiración y complicidad mutua desde siempre. Ambos somos reservados y celosos de nuestra intimidad y, sin embargo, nos adivinamos en tantas ocasiones que sobran las palabras. No desearía que ese cordón umbilical se rompiera nunca, ni incluso cuando llegue el día en que abandone el nido.
Buenas noches, felices sueños.
Procedencia de la imagen.
6 comentarios:
Que preciosura, señora infernal. Hasta ayer, mire usted, me tuvo en ascuas el ombligo de mi hijita que no se dignó a caer hasta el día número cuarenta de su existencia. Hermoso.
Gracias señor Pulgarcito soñador. Aún después e caer el ombligo, continúa esa conexión mágica y genial que debemos cuidad no se pierda nunca.
Gracias de nuevo y bienvenido.
Besos
Nos adivinamos en tantas ocasiones,que sobran las palabras...ufff,qué intenso.
Me gusta.
Un beso!
- Cristina: Es una conexión tan especial... Gracias, amiga. Besos.
- Pulgarcito soñador: El comentario que te hago está lleno de errores tipográficos. Aunque creo que se entiende, te pido disculpas por no haberlo revisado. Besos.
Acabo de asomarme a tus blogs,están llenos de sensibilidad y ternura...Me gusta lo que dices de tu hijo,pero ya sabes cuando echan a volar el nido se queda vacío...
Pero siempre están yo ya lo he comprobado...
Besicos salados desde el Mar Menor...
P.D. No tengo mucha cobertura pasaré a menudo pero en silencio.
Hola Mari Carmen.
Sí, espero que tarde todavía algunos años en llegar ese momento, teniendo en cuenta que cada vez se emancipan más tarde...
Confío en que siempre esté presente de algún modo.
Muchas gracias, guapa.Pásate siempre que quieras, será muy bien recibida.
Un besazo
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